Dienstag, Februar 01, 2005

Historia de dos

Hoy tengo ganas de gritarle al puto cielo que apague la luz. A la invención paradisíaca que ni cuando sale de un pitillo se esfuma: ¡estoy rasgada! Dejó de ser el sentimiento y pasaron a ser los ojos los que gotearon sangre.
Por tu puta culpa.
Sólo cabe la posibilidad de esconderme en polvo blanco; en los ideales etéreos y en la dependencia. Nunca nadie me dijo que no. Un día dijeron 'voluntad' pero yo estaba tan hundida que no entendí el contexto. De ahí todo fue más intenso. Todo menos caminar. A veces me arrastraba; otras veces sólo cerraba los ojos y dejaba que pasara. Ya no me queda ni imagen ni ilusión... sólo la pregunta ante la que todos son instantes: ¿quién soy?
Pero me la susurruró la puta muerte.
Hoy no funciona la gravedad. Lo único que alcanzo a ver es algo que en forma ríe y en fondo llora y ha dejado de ser suficiente estar aferrada a la sospecha de que un día te encontraré en mi mismo rincón y vomitando el pasado.
Me derretí sin conciencia con una viscosidad tan poco densa como la de la puta esperanza.

Prefiero morir a caber en un deseo.

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