Sin voz

Las imágenes no son todo, pero Todo puede ser imágenes.

Soy inmiscible en sueños. Fui dictados, órdenes, limitaciones y en mi amorfismo inclusive llegué a ver la justicia. Me di cuenta de que es uno de esos abstractos que quiero tocar y que por palabras e intensidad escapa las posibilidades de recordar lo que se sentía tenerla enfrente. Tus ojos no son la justicia, los recuerdo como si fuera otra. Aquella que sabe hacerlos llorar. A la que no se le escapan las respuestas y dice lo que piensa sin pensar lo que dice. La que cada vez que duerme le salen árboles de los ojos que parecen tan suspendidos en la conspiración tiempo-espacio que se pregunta si son más viejos que Dios. La que se disuelve en tu esencia y se refleja en tu viento.

Mis sentimientos están presos. En la noche les tocan la flauta los grillos y el cemento les imprime la luna, a veces medio llena y a veces medio vacía. En el día intentaban escapar pero a lo más que llegaron es a quedar atrapados en un laberinto donde en las paredes crecen enrredaderas y colores que pezcan el corazón y lo estrujan como horca al hereje. Regresan a su prisión, leones que lloran, y se les van las garras. Ahora los encadena el silencio y como mordaza cargan con tu ausencia.

Es sencillo mentir y difícil encontrarte en la mentira.