nada para mí, gracias.

hoy, después de varias semanas, volveré a conectar el reloj. me duele un poco usar los botones para cambiar la hora así que esperaré a que sea la una y tendré en mente que tiene una hora de retraso. luego me va a doler verlo parpadear, pero que insista, que me lata el pensamiento de que el tiempo se me está acabando, y después, pronto, el dolor se va a transformar en impotencia metiche que siempre me estropea lo que podría parecer (no creo que ser) etéreo. hay una canción que se llama "no estaría mal no tener que saber qué es lo que va a pasar". amén.

tengo tantos finales como ilusiones y en todos camino sola.

yo soy de lo cóncavo (¿algo puede ser cóncavo y plano simultáneamente? sí. por un lado es un círculo, por el otro una media luna, cualquiera que entienda las tres dimensiones y a dios me dará la razón), del abismo, de lo que no se abre sin accidente, de "nunca había sangrado tanto", de un cuarto de infinito en diferenciales doblados a la mitad, de lo que arde en palabra pero no en acción, del caballo que dejó al jinete discapacitado, del niño que nació daltónico, del dormir máximo ocho (8) horas, de la hoz y el martillo, de la bandera y la revolución y no el camino desgastado, de la espera inconsciente, de la búsqueda estática, del lenguaje críptico, de la historia que te inventaste, de la ideología fugaz que se le escapa a la estrella, de una mirada fatídica, del mundo que todos tocan pero a nadie pertenece. y quiero ser de una isla desierta, saber ser de la isla desierta, saber vivir como una isla desierta (con todo eso damiana puede decir que me conoce).

y ahora, ¿qué? (esa es una pregunta que no se hace en los cumple-años y todos los días es el de alguien)... he decidido bautizar mis necesidades. luego, ya que sean parte de aquellos que tendrán vida eterna, las voy a hacer dialogar. y ellas te van a destruir. a todos los tú, al tú cualquiera, porque si jamás, yo hubiese sido nada, y nada ocupa espacio.

alguien ya lo dijo mejor: "como un pájaro mal imaginado"