te doy una canción dice que las estrellas

Vivir en un cuarto piso es de mudos y personas recicladas. De buscar en el camino y llegar a casa sin hacer encontrado, tranquilo, porque entonces mañana todavía hay algo que hacer. De los que piensan en respirar porque no se les da el instinto. De los que contemplan lo que no existe, que se cansan de vivir y que prefieren el frío porque hasta los barandales queman. Yo vivo en un cuarto piso. Hago como que soy, como que me muevo, como que pinto, como que escribo para aliviarme de nada, como que si me descuido me comen. Hago como que tengo razones, que lo que me mueve es la ideología, que cuando despierte ya no me va a doler. ¿Existen las verdades aproximadas? Si fuese un número primo (si sólo me pudiese dividir por mí y por la unidad) las miradas de las esquinas, desear, buscar sentada, lo que se perdió en el camino, esperar y saber lo que va a pasar no me dañarían. Y es que preferiría aparecer a parecer y si llego tarde a lo que importa es porque no sé a qué horas empieza. Regreso a donde nunca he estado pero que siempre sabe al mismo durazno imposible, a la cosecha de mañana y siento el silencio, masticado de más, porque tragarlo es como cerrar los ojos ____ y mañana todavía hay algo que hacer.