Vainas

Yo, que pensé que octubre nunca llegaría, estoy atrapada en su ciclo. ¿Su ciclo o el mío? Antes había llorado sin lágrimas, pero nunca había callado sin palabras. La revolución irrisoria de colores que emana el universo ha terminado. Yo no soy existencial. ¿Yo sólo soy yo? Estrella brillante del amanecer que sesga mi visión y en ella me veo reflejada. Reflejada como en la risa que se traga mi pensamiento. No la puedo vencer, aunque a veces creo que todo es posible. Me succiona, exploto, y soy cultura y costura. Enredo y desgracia. Desgracia de la que se lleva en el alma inexistente.

Quiero vivir y ni siquiera importa cómo. Sin adjetivos. Sólo llena. Aunque sea llena de sueños, ilusiones, fantasías y risa. No hay que olvidar la esencia y la contradicción. La escritura es una maraña, pero a mi no me dibuja. Yo no sé demostrar axiomas ni definir funciones. Pero sé cómo no ser los demás. Catarina, pétalo, visión. Estoy llena de preguntas y de lo carezco es de enunciados. En cualquier momento puedo usar un punto para acabar con el grito pero la voluntad del grito es más fuerte que lo que yo podría dictaminar. El médico me dice que deje el cigarro porque empobrece mi visión. Yo no tengo esperanzas. Moriré antes que la luna. Un hilo de gracia me dice que todo en mí debería de ser más pequeño. ¿Yo qué puedo contra el eterno retorno?

El instante está forrado. Su imagen especular es transparente. Tan transparente como la luz. Aunque me gustaría saborear verdades sólo cenizas ausentes de nutrientes. No produzco vida ni para mí, y a pesar de la riqueza no encuentro la forma de salir de la repetición.

Me trastorna el espacio vacío entre yo y los demás. Impulsos, imágenes y más impulsos. (Emisor, medio y receptor). Sigue siendo un vacío que sólo me da para llenar con abstracción.

Sí tengo necesidades. Pero ninguna de ellas implica acariciar tu mente. El respeto a las capacidades intelectuales de los demás es la paz. Egoístamente, no pienso en tus posibilidades ni en mis consecuencias. Lo inexistente es elemento del único plano que genera el espacio de los reales. Esa es mi razón para seguir respirando. No espero traspasar los límites del tiempo ni ser parte de la batuta que a partir de reacciones exotérmicas, y sin permiso, controla tu posición.

El sentimiento, desesperado, escapa.

Lo que se empezó a quemar fue el corazón.