Cuando el día parece ser me atrevo a cantar. Canto para el silencio, para la lágrima, para cualquier cosa que termine en "no dejar respirar a la esperanza". Me hago una melodía en menor y se me nota la tristeza que entrópicamente fluje por los dedos; mi energía se degenera, los bases se craquelan, la esencia en dispersión, no sé cómo hacer caber mis sentimientos en una matriz singular. Quiero una solución trivial: una mano que me arranque la inestabilidad, otra que me tatúe itálicas en la piel. Si no se me ocurre cómo luchar con el anti-orgasmo espiritual recurro a la distorsión musical y mi bloque aliado son los sistemas decadentes. Alguien me engaña (y no soy yo ni el yo más grande que hay detrás de mí). Yo me atrevo a cantar pero el día no coopera.
Yo sé que no hago sentido, eso no es lo mío, alguien perdió una caja pero no venía con instructivo.
Samstag, August 27, 2005
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