Samstag, März 26, 2005

culpa de Girondo

Me apetece salir volando con la satisfacción de no necesitarlo. Y en el instante es algo tan simple como no encontrar la analogía adecuada. A mí se me escapan las imágenes. Creo encontrar la forma de hacerlas tangibles y certeras pero para cuando encuentro el pensamiento la historia es tan ajena a la imagen que prefiero el vacío de la hoja y corretearla. Demasiado tarde. Era volátil y seguramente no muy afín a mi composición. Pero no la pierdo del todo porque puedo percibir su esencia en el espacio celeste que me rodea. Y algunas las saboreo por horas mientras el tiempo pasa y yo floto con él.

Me apetece salir volando porque no soporto la compañía. Lo intento -y eres mi testigo- pero las ideas salen en falsete y lo único que me queda responder es 'qué triste' o 'qué extraño'. Y cuando tartamudeo no es porque el impulso nervioso se quede atorado, porque se se se empalmen las palabras o porque quiera que el momento dure un poquito más. Lo que creo es que la repulsión a otro ser es tan grande que el sentimiento se quiere comer las letras pero, cada vez que traga, se escucha el eco de las deglutidas y en el erupto se le escapan las que salen sin interrupción.

Los que se atreven a observarme dicen que mi plumaje no está en forma y que el viento no podría sostenerme, pero esa es sólo su percepción irrumpida por la envidia. A mí no me estorba el miedo ni cualquier otro sentimiento, pesadilla, deseo o reacción instintiva que me sea inminente. Por eso puedo volar. Por eso y porque no lo necesito.

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